jueves, 12 de agosto de 2010

El espíritu del valle

"Me he sentido conectado con el patrimonio planetario, animado por la religión de lo que une, el rechazo de lo que rechaza, una solidaridad infinita; lo que el Tao llama el espíritu del valle  <recibe todas las aguas que se vierten en él>"
Edgar Morin
El Método I

En nuestra experiencia de vida en general y en la de gestión pública en particular nos hemos guiado por una visión que trata de ser amplia y complementaria de todas las ideas, criterios y experiencias. No se trata de una posición neutra. Creemos también que ante cualquier situación es necesario posicionarse. Sobre todo cuando se está frente a una contradicción irresoluble. En este caso con Morin nos inclinamos por la apuesta. Pero en la mayoría de los casos las acciones, ideas y aportes son complementarios, más allá de conocimientos, creencias e ideologías y de allí que el planteamiento que rescata Morin del espíritu del valle nos parece apropiado.

Apostamos por lo colectivo, lo comprensivo, lo complementario. En el proceso de gestión pública donde se trabaja en función de los grandes y pequeños intereses del  colectivo social y se administran los bienes de todas y todos, es muy importante tener presente las aspiraciones e intereses legítimos de todas las individualidades y grupos involucrados en la misma. Hay un interés supremo en la gestión pública que es el del todo, pero esto no necesariamente es antagónico con  intereses particulares y singulares. Y cuando lo sea, obviamente, en este caso, priva el interés público. Y si dos o más "públicos" se confrontan irreconciliablemente en el campo de la gestión pública, está la apuesta y la estrategia para avanzar, como bien señala Morin

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