jueves, 25 de agosto de 2016

José Vicente Scorza



Conocí a José Vicente Scorza en Mérida en su casa de la Urb. Albarregas donde vivía con su esposa profesora Cecilia Dagert y sus primeros hijos. Allí fuimos con Limin Wu a que el Profesor Scorza nos relatara lo que fueron sus experiencias como responsable de explosivos de la guerrilla de los años 60.

Se trataba de un científico de amplio reconocimiento nacional e internacional, ex decano de la Facultad de Ciencias de la UCV  que tuvo que interrumpir su labor científica porque varios años fue preso político en Venezuela. Luego se había venido a Mérida por invitación de Pedro Rincón Gutiérrez, para fundar y ser el primer decano de la Facultad  de Ciencias de la ULA.

Una vez fuimos Rita Tucci y yo a Trujillo. Visitamos a Julio Lujano, un preso común hermano de nuestro compañero José Antonio Lujano que estaba en la cárcel de Trujillo por un homicidio.

Buscamos al Dr. Scorza en su residencia. Nos dijeron que se había mudado recientemente porque había muerto su compañera, profesora también del Núcleo de Trujillo de la ULA, en un Viaje a Cuba. Lo encontramos en un chalet en la periferia de la ciudad de Trujillo, desempacando, acompañado de una señora que lo ayudaba y una niña de unos tres o cuatro años que luego nos enteramos era hija de su compañera fallecida. Estaba muy triste. Saco una botella de ron y nos la tomamos los tres. Nos emborrachamos y drenamos con el su tristeza. “Uno pare el enemigo” nos dijo entre la tristeza,  refiriéndose a alguna diferencia que quizás tendría en ese momento con alguno  de sus hijos.

Al pasar los años nos vinimos de El Vigía a Caracas a trabajar en el MSAS con Oscar Feo, amigo común. Cuando se enteró se alegro mucho y a la vez lamentó que nos fuéramos de la zona Sur del Lago de Maracaibo, porque éramos vecinos en la provincia.

En esa oportunidad, viviendo en Trujillo, aceptó ser el Director del CAICET de Amazonas. A mi compañero y hermano Alberto Rondón, trujillano que en esa época vivía en Valera, cuando trataba de convencerlo de que se viniera Caracas a trabajar en el MSAS, le dije ¿sabes quién es el Director del CAICET? Scorza!! Y me respondió “por allí has debido comenzar” y aceptó venirse a Caracas.

Cuentan que en esos días se encontró en un avión con Francisco Armada quien era Director de Salud de Amazonas, por algún intercambio cordial  de palabras que tuvieron, sobre no recuerdo que tema, le dijo “Por mucho menos que eso en la guerrilla te hubiésemos fusilado”.

Cuando cayó la URSS, lo visité en Trujillo y me dijo “Cuando me enteré, mi mujer me quitó el revólver de la cien”. Me regaló en esa ocasión un libro de Trotsky: La Revolución Traicionada, sobre lo ocurrido en ese País.

Cuando estuve en Aragua con Oscar Feo, lo vi y compartí con el varias veces. Nos visitaba con frecuencia para sus actividades académicas en la Escuela de Malariología, hoy Instituto de Altos Estudios Arnoldo Gabaldón. Fue un ferviente admirador de Gabaldón y amigo del viejo Torrealba y su hijo Witremundo.

Siempre fue un hombre de izquierda, lo cual no le impedía su cercanía con gente de otras idelogías y su constante crítica  hacia los de sus propias creencias.

Me enteré que la semana pasada murió en Mérida nuestro querido Profesor y amigo. Paz a sus restos y un fraterno abrazo a todos sus seres queridos.

martes, 2 de agosto de 2016

De algunos tipos de enfermos y enfermedades

Dicen que los ancianos y los enfermos mentales son de las personas menos queridas y más abandonadas familiar y socialmente. Es frecuente y doloroso ver que  a muchos ancianos en sus últimos dias, los eluden o se los pelotean sus hijos y demás familiares porque nadie "puede" atenderlos. Peor ocurre con los enfermos mentales. No los quiere la familia, nos los quieren en los hospitales y tampoco la policía. Cuando un enfermo mental llega a uno de estos tres sitios, los respectivos grupos humanos encargados, tratan de salir de ellos lo antes posible. Y no es que no tengan razones para ello sino que es necesario resolver esas situaciones humanamente. En particular tenemos muchas y duras vivencias directas personales y familiares que podrían ilustrar mejor estas afirmaciones. Lo haremos en otra oportunidad

Peor ocurre porque los países y gobiernos suelen no tener políticas públicas adecuadas para manejar este tipo de situaciones. Cierto es que el manejo de estas personas suele ser difícil. Pero más difícil es si no hay políticas públicas que ayuden a los afectados y a sus familiares a enfrentar de manera justa y humana estas situaciones. Nuestro País tiene una enorme deuda social no saldada en muchos años y gobiernos en estos aspectos.

Otro grave problema social y público es el de la atención de personas que sufren enfermedades catastróficas, dígase Cáncer, enfermedades renales, VIH-SIDA, Diabetes y muchas otras enfemedades crónicas incapacitantes. En estos casos los gobiernos han hecho un poco más que en el caso de ancianos y enfermos mentales, pero no es suficiente. Siempre será necesario una máxima y constante atención de los gobiernos a estos problemas porque a cada persona y a cada familia que se le presenta una enfermedad de estas, la vida se les transforma para siempre. No puede ser un problema individual del paciente o de su familia. Es obligante que sea un problema de toda la siociedad y de los gobiernos en particular. Y no como si fuera uno más de los múltiples problemas que un gobierno tiene que atender, no de manera política clásica, sino de manera humana integra, solidaria, como si se tratara de un caso personal de cada autoridad o gobernante a cualquier nivel de responsabilidad. "Amar al prójimo como a ti mismo" reza el principal mandamiento de la Ley de Dios. Es difícil lograrlo, es díficil llegar a amar a otro como a uno mismo, pero de eso se trata, de intentarlo intensamente como personas, como líderes, como autoridades y como gobiernos.