viernes, 20 de agosto de 2010

Casos de gestión pública: Un movimiento político local II

Se inicia la gestión de la primera concejalía de izquierda en la historia política del Municipio Alberto Adriani del estado Mérida. El perfil de la misma fue en principio de denuncia y oposición a toda iniciativa, ya que desde el punto de vista del núcleo dirigente recién llegado a ese cargo,  todo lo que hacía el bipartidismo dominante  del status, estaba signado por la corrupción y era contrario a los intereses populares verdaderos, aunque respondieran coyunturalmente a necesidades concretas de la gente. Se decía por ejemplo que estos gobernantes de turno, que en la municipalidad eran amplia mayoría, compraban la voluntad de la gente con pequeñas dádivas, mientras los asuntos de fondo no eran abordados ni resueltos.

Una de las  limitantes  de su gestión fue el criterio que sostenía el grupo dirigente de que una cuota de poder como el obtenido no tenía mayor utilidad porque de lo que se trataba era de la toma del poder nacional por parte de los sectores populares. Mientras no se lograse esa “toma del poder”, cualquier intento de aprovechar a favor del pueblo un parte de él, era, además de ingenuo, sospechoso de arriar las banderas de la revolución.

Eso llevó a subestimar la utilidad de ese importante logro y no pocas veces impidió favorecer a sectores populares que solicitaban o luchaban por alguna reivindicación. Era frecuente por ejemplo no conciliar con sectores del gobierno (la policía por ejemplo) para ayudar a alguna persona porque se consideraba que ello era una forma de capitular ante una lucha más de fondo que se tenía planteada a favor del pueblo.

La gestión se dedicó a la información y denuncia permanente en el único medio de comunicación de la ciudad de todo cuanto ocurría en el Consejo Municipal y era contrario a los intereses populares. Cada miércoles, después de la sesión ordinaria de cámara de la semana, acudían a la radio local para que el pueblo estuviera informado de lo acontecido y eso era bien visto por una parte importante de la ciudad. El grupo fue calificado por algunas sectores como “la piedrita en el zapato” de COPEI y AD en la municipalidad.

También promovían y acompañaban las luchas de las comunidades a través de sus organizaciones vecinales, por mejoras concretas en los barrios y por el cumplimiento de las obras e inversiones previstas por la municipalidad en su plan y presupuesto anual.  Es decir, quizás guiados por el principio marxista de la lucha de clases, todo lo que fuera lucha popular colectiva y organizada por sus reivindicaciones, era considerado importante por este grupo en su gestión municipal.

Fue por esta vía por donde se podría decir que esta gestión municipal y política tuvo su mayor éxito. Se generó desde esta gestión una organización vecinal independiente de las organizaciones comunitarias mediatizadas por el gobierno,  abarcando una buena parte de los barrios de la ciudad. Se llamó la Coordinadora Popular de los Barrios de El Vigía y fue una excelente plataforma de lucha popular donde participaban distintos sectores vecinales sin distinción política  que a posteriori se convirtió en la plataforma de una nueva propuesta política local  surgida en ese período de cinco años.

Esta organización popular fue liderizada por el segundo comisionado político de este grupo desde su condición de presidente de la asociación de vecinos de uno de los barrios principales del a ciudad.

El prejuicio ideológico antes descrito, que limitó quizás un mayor alcance de esta gestión municipal, no impidió que ocurrieran aprendizajes desde la realidad que permitieron cambios y avances posteriores importantes. Un hecho importante que sucedió fue el encuentro en el Consejo Municipal con otros dos concejales pertenecientes  a cada partido del status que dieron juntos luchas importantes a favor de la ciudad, aún cuando su posición político-ideológica era diferente e incluso antagónica.

Estos tres concejales se enfrentaron a las maquinarias políticas y gubernamentales tanto de la municipalidad como de otros entes gubernamentales y políticos incluso nacionales. Fue emblemática la lucha conjunta por impedir que un grupo constructor de la capital del estado contaminara aún más las aguas del municipio, a propósito de la construcción de una urbanización residencial. La lucha de estos tres concejales llegó incluso a enfrentarse a los lineamientos de las direcciones políticas nacionales de los partidos del status que favorecieron al constructor infractor para que no cumpliera el compromiso legalmente adquirido de tratar las aguas servidas de la urbanización antes de descargarlas a principal río de la ciudad.

Finalmente los factores de poder corruptos se impusieron, pero esta lucha demostró que más allá de posturas políticas e ideológicas, es posible coincidir por  objetivos nobles de interés público. En reconocimiento de esta alianza, sectores del movimiento vecinal de la ciudad llamaron a esta valiosa alianza, la “fracción de la dignidad”, que más allá de sus diferencias, se enfrentaron a la perversión del poder representado por los dos partidos del status. Este hecho permitió que en adelante y por muchos años, estos tres ciudadanos mantuvieran una coincidencia permanente en beneficio de los mejores intereses públicos de la ciudad y el municipio.

Otro hecho de gran importancia fue que en este municipio fue en uno de los pocos, si no en el único, que se cumplió el acuerdo de rotación en la concejalía por parte de los partidos integrantes de la unidad de la izquierda. Incluso, la fuerza principal representada por el grupo político ya mencionado obligó al principal partido nacional y segunda fuerza local, a cumplir el compromiso con los demás partidos debido a que se tenía la representación principal y si no continuaba la rotación hacia el resto de los partidos, esta fuerza amenazó con reincorporarse en su condición de principal. Además este grupo promovió y logró un acuerdo con las demás fuerzas ceder parte de su tiempo de ejercicio y permitir que la fuerza de la unidad que sacó menos votos y que según el acuerdo no tenía derecho a ejercer como concejal, lo pudiera hacer durante unos meses.

Hacia el final del período el cuadro político local y nacional era diferente. Al acercarse las siguientes elecciones municipales el proyecto político nacional y regional de este grupo se había agotado. Incluso el pequeño partido nacional creado años antes, estaba en proceso de disolución. Las fuerzas políticas de izquierda no llegaron a ningún acuerdo ni local ni nacional para de nuevo ir juntos a estas elecciones.

El grupo político local surgido de todo este proceso decidió ir de nuevo a las elecciones bajo el formato político de la Coordinadora General de Barrios, con una alianza principalmente vecinal. Se planteó convertir a los dirigentes vecinales en concejales, se presentó una lista de 27 candidatos integrada por líderes vecinales, encabezada de nuevo por los dos líderes que años antes habían venido a la ciudad a conformar el movimiento político.

Fue una campaña electoral mínima únicamente basada en la movilización dentro de las comunidades del municipio con presencia en los medios de comunicación casi nula. Aún así esta fuerza política ya definitivamente local, fue reelecta al Consejo Municipal, aunque de nuevo con una representación única. 6 concejales de AD ahora ganador de las elecciones nacionales, 2 COPEI y 1 de la Coordinadora de Barrios.

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