viernes, 20 de agosto de 2010

Casos de gestión pública: un movimiento político local III

La segunda concejalía comenzó con un grave accidente. Posterior al acto de juramentación de los 27 líderes vecinales que integraban la lista de suplentes de la única concejalía obtenida y que, según los planes, iban ejercer como concejales alternativamente, se produjeron dos accidentes de tránsito seguidos. En el primero resultaron heridos el segundo líder del equipo, su esposa, un líder campesino de mucha importancia y algunos jóvenes integrantes de un grupo de teatro popular que había acudido a la celebración.

En el otro accidente murieron la madre y dos hermanos del líder herido. Fue un terrible golpe afectivo para todos y tuvieron que pasar muchos años para superarlo. En contraste, este terrible hecho, más la lucha común por tantos años, selló una amistad eterna entre los principales líderes de este movimiento.

Este hecho, más la disolución del movimiento político nacional generó en ese primer año una situación depresiva y conflictiva interna que afortunadamente no generó mayores dificultades en el equipo político de gestión.

Habían tenido cinco años de ejercicio municipal en el período anterior y se preparaban para un período igual. Las primeras ejecutorías estuvieron relacionadas de nuevo con confrontaciones con la fuerza dominante en la cámara municipal por hechos de corrupción.

Más experimentados en la lucha política y ya no tan rígidos en términos de alianzas y movimiento estratégicos, se dio una batalla en cámara que implicó acuerdos puntuales con miembros de las fuerzas políticas mayoritarias, lo cual permitió desenmascarar a la principal autoridad municipal, sin que esta pudiera obtener mayoría para aprobar represalias políticas en contra de la representación popular. Dos concejales de la fracción del partido de gobierno y los dos de la fracción del otro partido del status, más el concejal comunitario, hicieron mayoría circunstancial para detener la ofensiva de la autoridad denunciada.

Posteriormente ese fue el tono de la lucha política dentro de la cámara municipal. La fracción que tenía dos tercios de los concejales, la del partido de gobierno, se dividió por intereses personales. Esto le permitió a la representación comunitaria, entrar en juego con el único voto que tenían para confrontar los diversos subgrupos que se fueron alternando en la administración de la municipalidad, hasta lograr en uno de esos años la mayoría para colocar un concejal honesto de esta fracción mayoritaria que siendo suplente, se había incorporado por licencia de un principal.

La Coordinadora de Barrios siguió ahora con más intensidad su lucha por las reivindicaciones populares de la ciudad. Se lograron muchos avances en este sentido. Se mantuvo la línea de ampliar lo más posible la participación de los sectores populares independientes  y favorecer sus luchas, como fue el caso de la lucha contra el aumento de pasajes donde sectores de transportistas del gobierno trataron de cerrarle participación a sectores vecinales de áreas sub-urbanas y la concejalía, con la experiencia acumulada, confrontó a dichos sectores y abrió espacio para la participación de los sectores populares y el logro de sus reivindicaciones.

La otra gran experiencia fue la rotación en el ejercicio municipal de concejales suplentes, con la idea de convertir ese espacio de poder, en escuela de formación de líderes populares. Aunque no se logró una participación de la mayoría de los líderes incluidos en la lista, cinco de ellos ejercieron como concejales y se entrenaron en esta importante tarea legislativa y política.

Sin embargo a tres años de gestión, se generó un movimiento interno en el grupo, basado en análisis de la opinión pública, para el regreso a la concejalía del concejal principal, por sugerencia de los electores que reclamaban que su voto fue nominalmente destinado al candidato principal y no a quienes luego estaban ejerciendo la concejalía. Se hizo la corrección respectiva y de nuevo se reincorporó el principal. Hacia el final del período, tratando de fortalecer la imagen de un líder vecinal de las nuevas generaciones que se pensaba podría tener participación destacada en el siguiente período, se incorporó este dirigente para ejercer el último año del período.

Una iniciativa que este grupo tomó desde la primera concejalía fue donar el sueldo para una obra social de carácter colectiva. Todos los de este movimiento que ejercieron como concejales donaron su sueldo. Se reunió el dinero de los diez años (8 en realidad porque en la primera concejalía no participaron en este proyecto los integrantes de los otros partidos de izquierda) y se adquirió un terreno para tal fin. Desafortunadamente el proyecto no pudo continuarse y un miembro del liderazgo vecinal de la Coordinadora de Barrios, por intereses personales, terminó de manera fraudulenta apoderándose de lo que era una propiedad colectiva.

El movimiento llegó al final de su ejercicio en condiciones políticas de debilidad. No había posibilidad de darle continuidad y el movimiento de la Coordinadora de Barrios no se había consolidado como opción política local. Aún así el partido mayoritario de izquierda promovió una alianza general de ese sector como la ocurrida diez años antes, pero únicamente local. Se ofreció el primer lugar al mismo líder que había encabezado las listas en los dos períodos anteriores, pero este no aceptó partiendo de que no había fuerza política en el grupo al que él pertenecía para una participación exitosa, no había sinceridad en la propuesta de alianza y era mucho el tiempo de ejercicio que él había tenido, lo cual no consideraba sano desde el punto de vista ético-político. La alianza se logró, encabezó un líder de este principal partido de izquierda, en segundo lugar fue el líder vecinal que ejerció el último año la concejalía, se obtuvo por tercera vez un puesto en el Concejo Municipal, pero el concejal principal electo, se alzó con el puesto y nunca cumplió con el compromiso adquirido de rotación en el ejercicio municipal.

Con este episodio, el intento de creación y desarrollo de un movimiento político local y comunitario en el Municipio se agotó después de cinco años de ejercicio municipal. Ahora no sólo se había agotado el proyecto político nacional y regional con el que se había iniciado diez años antes este movimiento, sino que el proyecto local surgido en el camino y que  ejerció en el último período de cinco años, también llegaba a su fin.

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