“En cualquier campo de acción no puede
haber comparación entre las posiciones del número uno, y el número dos, tres o
cuatro. Las obligaciones y los problemas de todas las personas son
completamente diferentes y en muchos sentidos más difíciles que los de los
número uno. Para el número dos o el tres siempre es una desgracia tener que
poner en marcha un plan de acción o una política porque no sólo ha de tener en
cuenta las ventajas de esa política sino también la opinión de su superior; no
sólo lo que tiene que recomendar sino también lo que es adecuado recomendar
desde su posición; no sólo lo que hay que hacer sino cómo conseguir que se
apruebe y que se lleve a cabo. Además el número dos o el tres tendrá que tener
en cuenta a los números cuatro, cinco y seis, o tal vez a algún brillante
desconocido, aunque sea el número veinte. La ambición, por sí misma por lograr
la fama, está presente en todas las mentes. Siempre hay puntos de vista que
pueden ser aceptables y muchos que son plausibles. En 1915, con la situación en
los Dardanelos, me arruiné e hice fracasar una empresa importante porque traté
de llevar a cabo una operación bélica importante y decisiva desde una posición
subordinada. No es aconsejable intentar algo así. Esta lección me ha calado muy
hondo”
Winston
Churchil
La
Segunda Guerra Mundial
No hay comentarios:
Publicar un comentario