jueves, 2 de abril de 2020

Pandemia

En este momento escribir sobre la pandemia generada por el coronavirus denominado COVID-19 o SARS-2, que se originó en China en Noviembre y que hoy abarca 204 países, es obviamente poco novedoso. Ya, en esta primera onda,  superamos el millón de casos y los 50 mil muertos, en poco más de 4 meses, es decir, una mortalidad global hasta ahora superior al 5%.

Para tener una perspectiva comparativa, la gripe española de 1918-1919, tuvo tres ondas y entre 20 y 40 millones de muertes, con una cantidad de casos entre 200 y 400 millones. Se habla en este caso de una mortalidad de entre 10 y 20%.

No tenemos idea de lo que va a ocurrir en el mundo, el cual está paralizado y su capacidad epidemiológica y de atención, rebasada. Todo indica que la única medida reconocida universalmente como efectiva es el CONFINAMIENTO  de la población, el cual es difícil, principalmente por razones de economía de subsistencia de la mayoría, que vive del día a día y no tiene recursos para mantenerse confinado.

Por supuesto, la capacidad económica y financiera de los Estados son cruciales para afrontar esta tragedia, pero todos los países están rebasados, unos más que otros, según sea el tiempo de inicio de la epidemia, su capacidad técnica y económica, el curso de la enfermedad y otros factores políticos y sociales.

Angustia saber que un componente importante de la respuesta a este grave problema es la capacidad que tenga cada país, de tratar adecuada y oportunamente los casos que requieren hospitalización y/o ventilación mecánica, que ascienden según estimaciones al 15% del total de enfermos. Ya se ha visto en países desarrollados como Italia y España, donde ha habido el mayor número de muertes (más de 13 y 10 mil respectivamente), esa capacidad de atención ha sido superada por la magnitud de la demanda de atención.

En el continente americano, se destaca el problema en dos países: EEUU por haberse convertido en el país del mundo con mayor número de casos, aunque no el de mayor tasa de casos por habitantes, por tratarse de un país grande y poblado. El otro es Ecuador donde se ha producido una crisis severa en la ciudad de Guayaquil,   que ha rebasado al sistema de salud y al gobierno local y nacional.

La vacuna, que sería lo que podría detener la epidemia antes de que su curso natural lo haga, se habla de que no estará lista hasta dentro de un año mínimo.

Esperemos que el problema tenga un curso más benigno que la gripe española y que los recursos hoy existentes en el mundo para para contenerla, por supuesto mayores que entonces, permitan su control y abatimiento de manera general y equitativa.