Eran mediados de los años 70. Un grupo de estudiantes universitarios luchaban por las reivindicaciones de sus compañeros, pero además tenían inquietudes mayores. Les preocupaba la situación de su país, Venezuela, que estaba gobernada por un sector político corrupto. Tratándose de un país con abundantes riquezas materiales, persistían y se acentuaban las desigualdades en su pueblo después de 20 años de gobiernos supuestamente populares y democráticos. Era la época de la Venezuela Saudita, donde un incremento de los precios del petróleo y un gobierno megalómano hablaba de la “Gran Venezuela”.
Buscaban vincularse a los sectores populares en acciones concretas que testimoniaran la voluntad de trabajo con y por los pobres, más allá de la lucha política universitaria de izquierda que medraba en el poder universitario con intereses no propiamente populares.
Se vincularon a un grupo político de izquierda que en la época trabajaba con el pueblo en barrios populares de la ciudad de Mérida donde estaba asentada la universidad. Ese grupo se convirtió luego en un pequeño partido político nacional de izquierda que se declaró “marxista-leninista”.
Inmersos en esa plataforma política ese grupo quiso ir más allá y salir de la ciudad capital, donde al fin y al cabo no estaban precisamente los más pobres de la zona. Hicieron contacto a través de actividades culturales con un grupo de estudiantes de educación media de Arapuey, una pequeña población del Sur del Lago de Maracaibo. Allí se conformó un núcleo político de jóvenes adolescentes orientados por los jóvenes universitarios.
Además de la actividad cultural popular este núcleo incursionó en las luchas estudiantiles, obreras y campesinas en medio de una visión de avanzar hacia la conformación de un movimiento político popular en la zona como parte del proyecto político-partidista nacional. Se consideraba que la zona Sur del Lago de Maracaibo era estratégica desde el punto de vista económico, geográfico y político. Estábamos ante una zona donde confluyen 4 Estados del país y con fuerte actividad agropecuaria y agroindustrial.
El análisis estratégico realizado para ello llevó a considerar que el centro urbano, económico y político de la zona era la ciudad de El Vigía y que si se quería conformar y desarrollar ese movimiento político en esta zona, se debía ubicar el núcleo principal en esa ciudad.
Se comenzó a trabajar en ese sentido y se estableció que uno de los integrantes del grupo en Mérida se graduara y se fuera a trabajar en esa ciudad. Así mismo se convino que otro compañero del núcleo de Arapuey que como parte del mismo proyecto se había quedado en la zona estudiando técnica agropecuaria, una vez graduado también se fuera a El Vigía a conformar y desarrollar el núcleo político planeado. El resto de sus compañeros y compañeras de Mérida y Arapuey, apoyarían trasladándose de manera temporal a reforzar las acciones planteadas en la ciudad.
A la llegada del primer comisionado, se inició de inmediato un trabajo reivindicativo gremial en el Hospital de la ciudad donde llegó a trabajar como médico. Rápidamente se logró el apoyo de sectores gremiales progresistas del Hospital Universitario de Mérida creándose en El Hospital de El Vigía la filial de la Sociedad de Médicos Internos y Residentes del HULA. Posteriormente se creó y se llegó a dirigir la seccional del Colegio de Médicos de la zona.
Hubo un acercamiento en la emisora de radio local, único medio de comunicación de la ciudad y se comenzó a difundir la actividad que se realizaba en el Hospital.
Simultáneamente se inició una iniciativa popular en uno de los barrios principales de la ciudad. Con un grupo de médicos del hospital, amigos y compañeros de grado del comisionado político, además de enfermeras del hospital recién conocidas, se organizó un consultorio médico popular gratuito, apoyados en alguna gente del barrio, entre ellos una familia que prestó una de las habitaciones de su casa para instalarlo.
La iniciativa tuvo un alto impacto en el barrio y a través de la emisora local fue conocida en toda la ciudad. La participación profesional fue abundante en los inicios del proyecto. Aunque luego fue decayendo la presencia médica y de enfermería, la iniciativa se mantuvo varios años con un pequeño núcleo que fue constante y que terminó ganándose para la propuesta política que impulsaba esta actividad.
Posteriormente se promovió y estableció la iniciativa de una farmacia popular en otro de los barrios de la ciudad, aprovechando las muestras médicas que los laboratorios donaban a los médicos del Hospital. Esta iniciativa tuvo menos sostenibilidad que la primera, pero quizás sirvió para aumentar la imagen política del grupo en la ciudad.
En paralelo se iba dando a conocer al grupo político con miras a su participación electoral en las elecciones nacionales de 1978. El núcleo ya conformado por los dos comisionados y algunas personas recién incorporadas provenientes del hospital y esos barrios, comenzó a hacer actividad electoral en la ciudad sin dinero y sin mayor relevancia.
Estando en plena campaña electoral dedicados a hacer precarias visitas casa por casa por parte de unos poquísimos (no más de 5) militantes partidistas, ocurre un incidente que viene a cambiar el curso de los acontecimientos. Un miembro del grupo fue detenido en una invasión de tierras urbanas que estaba ocurriendo en la ciudad, por problemas de vivienda. Al acudir a ayudar a ese compañero todo el grupo invasor identifica a la persona más visible del grupo por sus constantes apariciones radiales y solicita ayuda para la liberación de 300 personas detenidas por esta causa. Se realiza una pequeña asamblea en las afueras del terreno recién invadido y desalojado por la policía y se convoca a todo el grupo frente a la emisora radial ese mismo día en horas del noticiero de mediodía.
Se concentra un grupo enorme frente a la emisora, que los promotores ni se imaginaban iba a acudir. Se hace una exposición del problema en la radio local y al ver la cantidad de gente presente, se decide hacer una marcha de protesta por el centro de la ciudad.
Nace así la llamada lucha de El Raicero, que se constituyó en un hecho político general en la ciudad a 3 o 4 meses de unas elecciones nacionales. La lucha duró varios meses y hubo fuertes movilizaciones dentro de la ciudad e incluso hacia la capital del estado con la necesidad de vivienda como bandera reivindicativa. La represión policial no se hizo esperar. Liberadas los primeros 300 detenidos, es detenido luego el médico comisionado del grupo político en la semana en que el Presidente de la República viene a inaugurar una nueva urbanización de apartamentos. Esto enciende más los ánimos y el gobierno se ve obligado a liberarlo 48 horas después de ser detenido, con la intención de que no sea saboteada la actividad presidencial.
Pero la lucha continúa, se interrumpe la invasión de El Raicero porque los dueños del terreno demuestran que tienen un proyecto habitacional privado ya listo para iniciar en dicho terreno y el sector popular traslada su lucha a otro terreno abandonado que se decía era del gobierno.
La represión se acentúa y son detenidos y trasladados a Mérida algunos de los líderes, entre ellos el segundo comisionado político del equipo y refuerzos que habían venido de la zona e incluso del nivel nacional del movimiento político.
A estas alturas ya el problema había sido reseñado por los medios de comunicación impresos de la capital del estado y ante la represión y persecución policial se intenta difundir el problema en los medios nacionales, para lo cual se hace un viaje a Caracas. Posterior a esto es detenido de nuevo el médico comisionado político y la lucha es sofocada
En medio de esta lucha se da el debate referente a la campaña electoral y se plantea el problema de que debido a su participación en la lucha el pequeño núcleo de militantes ha abandonado totalmente la campaña electoral. Se discute si el grupo se divide para atender las dos tareas, se retiran de la lucha popular para dedicarse la campaña electoral o simplemente se abandona el objetivo electoral. En el debate se impone el criterio de seguir la lucha y en todo acaso hacer campaña electoral en medio de ella con la misma gente que participaba en la misma.
El grupo político a nivel nacional había decidido respaldar al candidato presidencial principal de la izquierda en la época. El resultado electoral, aunque modesto por tratarse de una opción política prácticamente desconocida en la zona, fue relativamente importante, aunque mucho menor en votos de lo que sacó el principal grupo de izquierda del país que capitalizó la mayor parte de la votación hacia el candidato presidencial. La relación fue 3 o 4 a uno en términos de votos.
Pero la proyección pública del liderazgo del grupo fue muy importante y el saldo organizativo también. Se dedicaron en plena detención a proyectar la imagen del médico comisionado político. Estando detenido se hizo una intensa campaña casa por casa llamando a la gente a votar por el grupo político al que este pertenecía. La consigna popular al salir de la detención en Mérida que apenas duró una semana fue: “De la cárcel lo sacamos y al Consejo lo llevamos”, refiriéndose al Consejo Municipal. Pero las elecciones municipales iban a ser 6 meses después.
En ese lapso se concretó a nivel nacional la llamada unidad de la izquierda para las elecciones municipales de 1979, primeras elecciones separadas de las elecciones presidenciales y parlamentarias que iban a celebrarse. El pacto nacional permitió, que, aún no siendo este grupo político el que sacó la mayor votación en las elecciones nacionales en este municipio, le correspondiera encabezar la lista para estas elecciones con un acuerdo de rotación en el ejercicio municipal en proporción a los votos que finalmente cada partido obtuviera.
La izquierda nunca había tenido representación en el Consejo Municipal de ese municipio. La representación popular se la repartían los dos principales partidos del status.
Encabezó la lista el médico comisionado y la unidad de la izquierda obtuvo por primera vez en la historia del municipio una representación política en el Consejo Municipal. COPEI que había ganado las elecciones nacionales obtuvo cuatro concejales, AD dos y la izquierda unida uno.
Espacio para el intercambio de experiencias en gerencia pública, con énfasis en el Sector Salud y en el componente humano de la misma. La interacción humana es crucial para cualquier asunto de la vida. Aspiramos, con el aprendizaje de nuestras experiencias y las de otras personas con quien compartamos o hayamos compartido, más la incorporación de los avances del conocimiento teórico y filosófico en materia de intersubjetividad, ayudar a enriquecer y fortalecer el campo de lo público
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