miércoles, 27 de octubre de 2010

Relanzamiento y repensamiento de los programas II: autocrítica

Este es un escrito que corresponde con uno anterior en el que relatábamos la experiencia de repensamiento de los programas realizada en 1995. Corresponde a una visión autocrítica de ese momento. Luego tuvimos dos experiencia más en esa área, una en el marco del impulso del Modelo de Atención Integral (MAI), en los años 1999-2001 y otra a propósito de la creación del área de Salud Colectiva del Ministerio de Salud en 2005-2007, ambas también relatadas en otros escritos.


Lo presentamos textualmente para quienes les interese este tema de los programas de salud y quieran seguir la secuencia de las experiencias vividas por nosotros desde 1995:

RELANZAMIENTO Y REPENSAMIENTO DE LOS PROGRAMAS: AUTOCRITICA

El balance de 14 meses de desarrollo de un proceso de relanzamiento y repensamiento de los programas nos encuentra ante la posibilidad de que hayamos avanzado significativamente en cuanto a los aspectos conceptuales y poco en relación a los logros concretos en materia de aumento de la cobertura de los programas de salud y mucho menos en relación al impacto de los mismos sobre los problemas de salud que aspiran resolver.

Es un hecho real el que la mayoría de los programas a pesar de que aparentemente comparten el nuevo discurso, actúan de la misma manera que antes, o con muy pocas modificaciones. Hay dos hipótesis: o quisieran cambiar pero no saben como hacerlo, o simplemente hay un doble discurso. Esto nos pone ante la realidad de que nos estemos quedando en la simple retórica.

En lo referente a los aspectos administrativos de los programas en el nivel central el desastre no puede ser mayor. Es cierto que no es este el único factor de la falta de efectividad de los programas, pero si no funciona mínimamente este aspecto, siendo la principal razón o pretexto esgrimido hitóricamente para justificar la poca efectividad de los programas, perdemos autoridad moral para impusar otras exigencias.

Desde el año pasado en los encuentros que hemos tenido con los directores regionales o con los equipos técnicos regionales, hemos encontrado un escepticismo cordial. “No logramos encantar a la gente” como dijera un conocido político nacional. No es recibido con entusiasmo movilizador nuestra versión de las cosas. En el mejor de los casos obtenemos elogios por lo impecable del discurso desde el punto de vista teórico, pero no parece ser una orientación que a la gente le parezca útil para salir del estancamiento. Es cierto que muchos de los que manifiestan expresamente su escepticismo argumentan que la falta de recursos materiales y financieros son la única razón razón de la falta de efectividad de los programas, eludiendo la visión completa del problema, pero, hasta ahora, los que consideran correcto nuestro discurso no parecen haber dado pasos contundentes para demostrar lo acertado del mismo. Nosotros tampoco hemos dado pasos concretos y claros en ese sentido.

Los estados en general no parecen tener a los programas entre sus prioridades. Pocas entidades federales han dado muestra expresas de darle peso a los programas en sus planes de salud. No ha habido mayor interés de los estados por los programas.

Los programas por su parte, en general, se han mantenido en la rutina de siempre. Pocos cambios reales y efectivos. Participan o apoyan las iniciativas integradoras sin mayor entusiasmo. Por supuesto, hay gente a favor del proceso, pero para los que encabezamos el mismo pareciera que estuvieramos haciendo un gran esfuerzo por mantener un entusiasmo sin base que sólo está en nuestra mentes ilusas. Se siente respeto por la buena intención de nuestra iniciativa pero  escepticismo por lo poco útil de la misma.

Ante esto se hace necesario plantearnos dos posibilidades:

1.- Se trata de un proceso complejo de largo plazo que requiere un estudio de viabilidad y factibilidad más detallado en vista de que no tendrá resultado en corto plazo. Ello exige mecanismos concretos que permitan mantener, acrecentar y diversificar el esfuerzo, particularmente a niveles regionales.

2.-   Nuestra visión del problema es errada y es necesario redefinir el camino a tomar.

Ambos caminos requieren acrecentar el esfuerzo de análisis, conformación de equipo y apoyo técnico.

09/03/96

No hay comentarios:

Publicar un comentario