Un plan dicen los expertos, es
una guía para la acción. Nosotros agregamos que en la práctica la acción nunca
se lleva a cabo cien por ciento como dice el plan. Muchas de las cosas
planificadas terminan no haciéndose y mucho de lo que se hace no está planificado.
El mapa no es el territorio,
dicen otros. Interpretamos que nunca un plan será la expresión exacta de lo que
va a ocurrir en la práctica.
Los planificadores estratégicos
están en contra de las oficinas de planificación que formulan planes desde sus
cuatro paredes. Técnicos, expertos en planificación, suelen hacer planes que muchas
veces fracasan y terminan en publicaciones extensas que nadie lee y quedan para
adorno de bibliotecas no consultadas. “Planifica quien gobierna”, dicen
los planificadores estratégicos.
Algunos actores no son amigos de
la planificación como disciplina. Uno muy consultado por nosotros nos dijo una
vez en una conversación. “si tienes que hacer un plan, hazlo. El problema no es
que hagas el plan, el problema es que te lo creas”.
Hay autores que son más
partidarios de establecer lineamientos estratégicos y no de formular planes
formales y normativos. Nosotros en muchas de nuestras experiencias, nos
inclinamos más por formulaciones de este tipo donde establecimos objetivos generales
y específicos, grandes estrategias, metas y en cuanto a la parte operativa de
la gestión definir acciones principales o nucleares, por cada objetivo y sobre
todo por cada meta.
Allí nos guiamos por ideas
siempre machacadas por nuestro compañero y líder Gilberto Rodríguez Ochoa: CON LA MIRADA PUESTA EN LA META, HACER
SEGUIMIENTO Y ESTAR INFORMANDO. En algún escrito por allí reformulamos este
planteamiento: CON LA MIRADA PUESTA EN LA META, PARTIENDO DE LA ACTIVIDAD. Porque el centro de la vida no es el pensamiento sino la acción.
Es frecuente ver planes minuciosa
y detalladamente formulados con objetivos, actividades, tareas, metas,
cronogramas y presupuesto, que nunca se llevan a cabo. Es frecuente ver en los
organismos públicos cómo el famoso POA o Plan Operativo Anual, termina siendo
una plastilina donde se termina haciendo de todo menos lo que dice el plan,
pero se rinde la ejecución del plan con base en metas y actividades ficticias,
siempre copiadas de planes anteriores, que sólo sirven para que se nos aprueben
y giren los recursos que año a año nos aprueban y que están muy relacionados
con rutinas muchas veces estériles.
Por ello, insistimos, lo mejor es
hacer una interpretación del escenario planteado con base en los actores e intereses que
se mueven en él, los objetivos propios y los ajenos, contrarios o afines. Formular estrategias, entendiendo como estrategia acciones o maniobras no para
cumplir la metas, sino para aproximarse a cumplir la meta: Ganar tiempo,
obtener ventajas, recursos de todo tipo o cuotas de poder que sean indispensables
para cumplir el objetivo, principalmente los más importantes que a la vez no
están en nuestras manos sino en las de otros actores.
Tampoco recomendamos un
seguimiento rutinario y académico del plan con instrumentos complicados que
sólo sabe llenar el planificador, sino mediante reuniones presenciales con los
actores principales que gobiernan cada área, o cada objetivo del plan.
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