lunes, 20 de septiembre de 2010

¿La salud como prioridad o como discurso?

Frecuentemente tanto los especialistas en salud pública, como los políticos y el público en general, hablan de la importancia que tiene la prevención y más recientemente la promoción de la salud o la salud y la calidad de vida. Pero en la práctica, todo el tiempo y los recursos se los lleva la atención de la enfermedad.

De hecho la gente comúnmente le da mucha importancia y tiene como una necesidad fundamental, la atención a la enfermedad de sí mismo o de su familia o comunidad. Por eso el médico es en la sociedad un actor tan influyente, porque sus conocimientos y experticias para calmar el dolor, mejorar al enfermo, curar o salvar una vida, lo coloca con un inmenso poder que  lo endiosa ante la gente y ante sí mismo.

Pero no es sólo el médico o médica. También el enfermero o enfermera o cualquier técnico o trabajador del área de la salud son actores muy valorados socialmente.

¿Qué es lo que ocurre? ¿Es realmente la prevención de las enfermedades y la promoción de la salud más importante que la atención a  la enfermedad como suele decirse?

Consideramos categóricamente que no es más importante desde el punto de vista de las necesidades de la gente. Puede que la promoción de la salud y la calidad de vida y la prevención de enfermedades sean a la larga de muy alta relevancia y en profundidad, la actividad que finalmente haga a un pueblo más o menos sano. Es lo que PLC ha llamado la reproducción social de la salud o lo que los especialistas llaman el perfil de salud de una población. Pero la atención de la demanda de la gente para la atención de la enfermedad, la garantía del derecho a una atención oportuna y de calidad, es para los efectos de los sistemas de salud de un país, la primera prioridad.

El tema de la salud y de la calidad de vida o el perfil de salud de un país es un asunto de entes más amplios que sus organismos de salud. Son asuntos intersectoriales, la mayoría de las veces gobernados fuera del ámbito específico de los ministerios de salud. Por eso hemos dicho en otros escritos que las redes de salud colectiva son por naturaleza intersectoriales y –agregamos- no gobernadas por el sector salud de los países.

Es lo mismo que ocurre con la alimentación y la nutrición. Las y los nutricionistas consideran que lo más importante es la nutrición, es decir, una alimentación balanceada y adecuada a las necesidades biológicas del ser humano. Pero la verdad verdadera es que la alimentación, es decir, la disponibilidad de energía suficiente para vivir, es lo primero, lo más necesario y lo más demandado por la gente. Si primero logras una  alimentación suficiente y oportuna, puedes ahora si, avanzar hacia la otra reivindicación más de fondo para la salud y la vida de la gente como es una alimentación adecuada y de calidad para garantizar una buena nutrición. No es tan esquemático o secuencial como lo planteamos, puede y es simultáneo, pero nos referimos a cómo la gente lo prioriza y por lo tanto cómo se asume desde el punto de vista de las políticas públicas.

Pudiera considerarse que estos planteamientos echan por tierra un discurso muchas veces repetido y va contra los avances de la ciencia y las disciplinas relacionadas con la salud y la calidad de vida, pero la verdad real es que para la población, para el ser humano, primero son las necesidades básicas o primarias (recordemos a Maslow) y luego las necesidades que progresivamente incrementan la calida de la vida.

Habría que pensar en alternativas distintas a lo que hoy es la organización tradicional del Estado por sectores clásicos de la actividad pública como salud, alimentación, educación, etc. para lograr atender suficiente y oportunamente tanto unas cosas como las otras, es decir, tanto los asuntos que constituyen las necesidad básicas de sobrevivencia de la gente y que generan las primeras y mayores demandas, como  aquellas que tienen una mayor trascendencia y por ende mayor complejidad como es el caso de la salud, la nutrición, seguridad ciudadana, etc. Es decir, la calidad de la vida en general.

Se ha ensayado con entes articuladores como es el caso de los gabinetes sociales que incluyen los Ministerios encargados de todas las políticas sociales de los países, pero los mismos no han dado los resultados esperados imponiéndose el parcelamiento y los compartimentos estancos para el ejercicio de la actividad pública.

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