No tiene que ver con la gestión pública, pero si con la
intersubjetividad. Aquí la nota que escribí desde el alma un mes después de
haber muerto en 2010 mi querido tío José Garcés, hermano de Carmen
Teresa, mi madre e hijo de mi abuelo amado Tinto
Un mes
Hoy se
cumple un mes que se fue JG.
Ratifico las
inmensas enseñanzas que me dio, igual que Tinto su padre, con sólo vivir digna
y transparentemente. Ojalá yo llegara a tener, el 1% de su entereza y valentía.
Puede ser
visto como una persona irresponsable que nunca tuvo nada en la vida, pero
también como alguien desapegado a lo material e inmensamente generoso.
Por ello
nunca le faltó nada, aunque nunca acumuló nada. Así fue también Tinto: Conforme, estoico,
sin quejas, ambos para mí fueron ejemplos de hombres.
Vivió libre
y alegre siempre. Cuando comenzó a enfermarse gravemente hace 6 años, encontró
en nosotros una mano y un refugio, que con anticipación se había ganado y había
cultivado.
Se agravó
para morirse un año antes con un cáncer de próstata terminal que se le declaró.
Luchamos juntos por sobrevivir hasta el final. Creo que se entregó en las
últimas 3 semanas.
Antes se escapó
de la casa y se fue donde Fortunata, su leal e incondicional compañera. Allá
quería morirse, pero ella con razón no
se atrevió a complacerlo. Al regreso
le dijo a su hermana: “De aquí pa’tras, pa’lante nada. Ya puedes decirle a la
gente que JG se está muriendo”. Tres semanas después murió cerca de la
medianoche, sin quejas ni sufrimientos. Con una respiración fuerte y profunda
se quedó dormido para siempre con su hermana al lado.
No le faltó
nada, repito. Incluso los gastos de su muerte ya estaban cubiertos por su hija
mayor y hasta el final cubrió personalmente su propia atención, con la ayuda de
sus hijos y la solidaridad de su familia.
Sus hijos: 9
en total, menos José Luís que murió antes, tuvieron tiempo de verlo e
interactuar con él intensamente este último año. Yo les recomendé a los mayores
que tenían tiempo de saldar todas las deudas afectivas que tuvieran con él antes
de que muriera y así lo hicieron con creces. Su hijita menor pudo venir a verlo
y acompañarlo dos veces antes de que muriera. Estaba preparando su tercera
venida cuando llegó su muerte.
Por supuesto
que todo fue muy triste, pero con la tranquilidad y la serenidad a la vez que
nos dio su inmensa personalidad y el acompañamiento estrecho que le
hicimos toda su vida y más intensamente
en estos 6 años. Sólo faltaron Nom que no pudo estar presente por estar tan
lejos y que le dolió mucho no estar, pero estuvo con él casi hasta el final y
Alberto José por razones de fuerza mayor, aunque las dos veces que vino este
año compartió con él con mucho amor.
Tarde o
temprano tenía que morir. Estaba gravemente enfermo. Las estadísticas decían
que 95% de los doble amputados diabéticos mueren antes de los 5 años. Me tracé
la meta de que superara esa estadística y lo hizo. Es más, no murió de eso.
Como con
Tinto con quien acaricié el privilegio de que llegara a los 100 años y murió
casi cumpliendo los 99, con mi tío preferido quise en algún momento que
cumpliera los 70 y viera a su hijita menor graduarse y casi lo logramos.
¡¡¡Ción!!!
Le dije un día en una clínica de Bejuma cuando me iba a tomar unos tragos con
un viejo amigo. Moisés me dijo: “Que bonito es ver ese cariño y ese respeto
expresado de esa manera estando ya viejos como estamos”.
Es verdad,
como decía GRO, al final nos igualamos él que tenía 69 y yo que voy pa los 58,
pero: ¡¡¡Ción hoy y siempre tío!!!... Conservo y conservaré la oración budista
que me regalaste hace ya tantos años y con la que te despedimos.
12/08/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario