miércoles, 24 de abril de 2013

Gilberto Rodrígez Ochoa


Conocí a Gilberto en el año 1995 en plena gestión ministerial de Carlos Walter, en el segundo gobierno de Caldera. Era Director General Sectorial de Malariología. Después supe que el gobierno de Caldera lo tomó siendo Director Regional de Salud de Amazonas y que por propuesta del Dr. Jacinto Convit, con quien trabajó en Dermatología Sanitaria, había sido desginado en ese cargo por el primer ministro de salud de Caldera, Dr. Pérez Dávila, que duró muy poco.

Dicen que al ser designado, encargó de la Dirección Regional de Salud a Francisco Armada, quien era Director del Hospital de Puerto Ayacucho y se vino a Maracay con Jesús Toro quien estaba con él en el área de Malariología Regional de ese estado.

Contaba él que con su humildad, llegó a recibir el cargo vestido modestamente y la secretaria de la Dirección le dijo sin saber quién era, que el Director saliente no lo podía atender porque estaba ocupado. Se sentó y esperó un rato. Luego la secretaria le dijo que mejor volviera otro día porque el Director estaba esperando al Dr. Rodríguez Ochoa. Él le dijo, “yo soy el Dr. Rodríguez Ochoa”…

No tuve mucho contacto con Gilberto durante la gestión de Carlos Walter. Sólo observé que era un personaje clave de esa gestión junto con Oscar Feo y otros.

En 1996 nos encontramos de nuevo en Maracay, en la gestión de Oscar Feo, recién designado Director Regional de Salud de Aragua. Juntos formamos parte del equipo político estratégico de gestión de Oscar, junto con Luís Valera y Humberto Trejo, lamentablemente fallecido.

Gilberto fue primero Coordinador del Proyecto Salud  e impulsó desde allí el fortalecimiento de la red ambulatoria de Aragua, lo cual fue un gran éxito de la gestión. Luego fue Director General de Salud y desde allí, junto con Nora López, creó e impulsó el Modelo de Atención Integral (MAI) que fue política nacional de salud unos años después.

Era un hombre muy receptivo, probablemente una de sus mayores virtudes era su capacidad de escuchar e incorporar en la gestión todos los aportes que la gente iba haciendo desde diversas posiciones y roles. Tenía una capacidad de lectura enorme. Todo lo que uno le enviaba para leer lo leía y respondía de manera asombrosa hasta en los momentos en que tuvo cargos de la más alta responsabilidad. Mi primera sorpresa en este sentido fue en el diseño del postgrado de Salud Pública durante esa gestión. Habíamos invitado a Juan Samaja, espistemólogo y metodólogo argentino de altísimo nivel, amigo entrañable, hoy fallecido, a ayudarnos a diseñar el postgrado. Gilberto asistió a una de las sesiones de trabajo con Juan quien luego nos envió a los asistentes un informe sobre el tema de investigación y metodología que manejaba. Gilberto respondió con un documento extenso de comentarios muy profundos y pertinentes sobre el tema. Había sido investigador con el Dr. Convit en el Departamento de Dermatología Sanitaria del Hospital Vargas de Caracas.  

Luego, en 1999, de manera inesperada fue designado Ministro de Salud por el Presidente recién electo, Hugo Chávez. Fue durante esa gestión que conocimos y nos acercamos más espiritualmente a Gilberto. Cuando lo designaron nos alegramos mucho. Yo realmente me entusiasmé por la calidad humana y alto nivel político y técnico de Gilberto. Le envié una carta donde le manifestaba mi alegría por su designación y donde le decía por qué consideraba había sido la mejor decisión entre varias opciones que en ese momento había, todas buenas. A los días nos vimos y me dijo algo así: “leí tu carta, estoy de acuerdo con algunas de las ideas y propuestas que haces. Como hay allí algunos señalamientos críticos la voy a romper para que sólo tú y yo los conozcamos”

Me designó primero Director de Endemias Rurales y a los pocos meses Director de Epidemiología. Estuve con él toda su gestión hasta el último día, muy cerca de él junto con Maria Vale. Lo acompañamos y compartimos con él los logros y las dificultades, las alegrías y los despechos que no son pocos en una gestión tan compleja como es dirigir el Ministerio de Salud de un país.

Cerca del final de su gestión nos propuso para ocupar el cargo de Vice Ministro de Salud y desde esa trinchera lo acompañamos hasta el último día.  

Gilberto no era un hombre sectario. Fue un hombre de izquierda toda su vida  que había militado desde muy joven en el MIR y el MAS, pero tenía una visión muy amplia e incluyente de la gestión pública. Recuerdo  que una vez me llamó y me dijo: “José, vengo de Mérida (donde había un gobernador adeco fuerte adversario de la gestión nacional), vi el centro de seguimiento de emergencias y desastres que tiene la gobernación (IMPRADEM). Quiero que vayas y veas esa experiencia y con el corazón en la mano la apoyemos y fortalezcamos”. Decía y practicaba el principio de que quien lo hiciera bien por el pueblo y en la gestión pública, había que apoyarlo sin importar su ideología y militancia política.

Gilberto renunció  a su cargo por razones personales a principios de 2001, para retirarse definitivamente a Aguirre, en el occidente de Carabobo,  donde tenía una casita y una parcelita rural. Pocas veces lo vimos después de ese momento. El 10 de Marzo de 2002 falleció trágica y sorpresivamente en un accidente de tránsito. Tenía Gilberto en ese momento 60 o 61 años de edad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario