miércoles, 12 de septiembre de 2012

Edgar Morín. Mis Demonios

Entre nuestras búsquedas dentro de la teoría social, de argumentos para conciliar lo objetivo propio de la ciencia natural, con la vida real imposible de encasillar en el naturalismo, uno de los autores que estudiamos buscando nuevas y más abarcativas interpretaciones en la ciencia social, fue Edgar Morín. Presentamos aquí una síntesis de uno de sus libros que más nos influyó: MIS DEMONIOS


-   Yo había hecho desde mi adolescencia, la molesta experiencia de esos encuentros en los que mis interlocutores, pensando con toda naturalidad que comparto sus ideas y sus sentimientos, me anexionaban sin vacilación alguna a su connivencia. Pero sólo en 1974 nació, de este malestar, el proyecto de un libro cuyo título se me ocurrió enseguida: No soy de los vuestros
-   Cuando estamos decididos a tomarnos en serio la verdad y a seguir nuestra conciencia, es muy difícil ser del propio partido sin ser un poco del otro
-   Mientras los marxismos oficiales eran exclusivos y excluyentes, mi marxismo fue y siguió siendo integrador, y no me apartó de ninguna escuela de pensamiento
-   La idea de que las consecuencias de la acción escapan a las intenciones de sus iniciadores ha estado desde entonces omnipresente en mi espíritu, y la he teorizado como ecología de la acción
-   Escribí en otra parte que yo estaba animado por lo que el tao denomina el espíritu del valle: “que recibe todas las aguas que en él se vierten”. Pero no me veo como un valle majestuoso; me veo más bien como una abeja que se ha embriagado libando de mil flores para hacer, con todos los pólenes distintos, una sola y misma miel
-   He hecho estudios diversificados y he adquirido una policompetencia. He seguido aprendiendo, más allá de los estudios, en la dirección de mis curiosidades. Me he dejado interpelar por los acontecimientos y he cuestionado mi modo de pensar cada vez que el acontecimiento lo contradecía
-   Me forjé una cultura que nunca se ha cerrado… No por acumulación sino por diversidad y multifocalidad; no aditivamente, sino buscando los nudos estratégicos de conocimiento que controlan vastos sectores, las articulaciones que permiten conectar lo separado, y eso para permitir a todos, a cada uno, y en primer lugar a mi mismo, intentar huir de la ceguera parcelaria y de la ignorancia respetuosa
-   No he dejado de estar sometido a la presión simultánea de dos ideas contrarias que me parecen, la una a la otra, igualmente ciertas, lo que me lleva una veces a ir de la una a la otra según las condiciones que acentúan o disminuyen la fuerza de atracción de cada una, otras a aceptar como complementarias estas dos verdades que, sin embargo debieran, lógicamente, excluirse la una a la otra
-   Al mismo tiempo, mi concepción de la “ecología de la acción” no sólo introduce la incertidumbre, sino también la contradicción en cualquier acción ética o política. Sin embargo, sé cada vez más que podemos responder a las incertidumbres con la estrategia, y a las contradicciones con la apuesta
-   Siempre he sido derechista/izquierdista:  derechista en el sentido de que experimento el imperativo de respetar las libertades y no violentar la sociedad; izquierdista en el sentido de que estoy convencido de que es necesaria una radical transformación de las relaciones entre los seres humanos
-   Sé que desconfío de los aprendices de brujo revolucionarios pero no me fío tampoco de los resignados y de los pragmáticos del día a día. Sé que es preciso conservar y revolucionar al mismo tiempo
-   Para mí, el pensamiento que vive es el que se mantiene a la altura de su propia destrucción. Casi instintivamente, ante cualquier idea, busco su contraria. Vivo sin cesar el asalto de verdades contrarias, de imperativos contrarios. A veces puedo superar/desplazar la contradicción. Hallando un meta-terreno o un meta-punto de vista. De lo contrario, hago una elección y una apuesta
-   Mi problema es, continuamente, salvar la tolerancia en el seno de la fe (la esperanza), salvar la fe (la esperanza) en el seno de la tolerancia. Esta dialógica, fruto de lo que de más profundo y, al mismo tiempo, más contradictorio hay en mí, nunca se ha detenido, ni siquiera en el centro de mi adhesión al comunismo estalinista; nunca he sido un fanático
-   Gracias a la dialéctica podíamos asimilar, digerir algunas tonterías, algunas cazas de brujas, algunos miles de muertos, algunos centenares de miles de concentracionarios, podíamos cargarlos en “pérdidas y ganancias” como lo muertos inocentes de los bombardeos aliados, la población de Hiroshima, las inocentes víctimas de nuestra Liberación, o endosárselos a la razón astuta de Hegel. Pero llegaba un momento en que esta razón se nos hacía absurda y nos veíamos desbordados por un asco irremediable. El exceso de mentira, de estupidez, de crueldad quebró, al mismo tiempo, la racionalidad y la moralidad del sistema en mi consciencia
-   Habíamos sentido por nosotros mismos, en un postrer momento, lo que Solzhenitsin, más tarde, formularía claramente como primer imperativo: “no participar en la mentira”
-   No retiré mi carnet aprovechando mi cambio de domicilio… pero no me atrevía a romper abiertamente con el partido. La cosa duró tres años, durante los que el partido ignoró que yo no era ya de los suyos
-   Fui desgraciado un día completo, huérfano, y luego me sentí aliviado para siempre: libre. En adelante, nunca subordinaría mi moral a un devenir histórico y progresivamente, iba a convertirme a la idea de resistencia contra la mentira política
-   Así pues, después de la doble ruptura (la procedente del interior de mi mismo y la procedente del interior del partido), no busco ya solución por una nueva integración de la ética en una filosofía totalizante. Llegué incluso, rápidamente, a la idea de que no existe tal solución
-   … la autocrítica nos exige que evitemos la condena perentoria, irremediable, como si uno mismo no hubiera conocido nunca el desfallecimiento ni hubiera cometido errores
-   Llevamos en nosotros mismos personalidades potenciales que algunos acontecimientos o accidentes pueden actualizar. .. El ejercicio incontrolado del poder puede “enloquecer al prudente” (Alain) pero puede volver prudente al loco, y dar genio al mediocre, lo que ocurrió con Hitler y Stalin
-   Hay una primera tolerancia… que nos obliga a respetar el derecho a proferir una frase que nos parece innoble
-   La segunda tolerancia es inseparable de la opción democrática: lo propio de la democracia es nutrirse de opiniones diversas y antagónicas
-   La tercera tolerancia…lo contrario a una idea profunda es otra idea profunda(Böhr)… hay una verdad en la idea antagónica a la nuestra, y esta verdad debe respetarse
-   … algún día los guerreros y, sobre todo, sus jefes se cansarán, pero yo seguiré preguntándome: ¿qué ha sido de mis amigos?
-   Al igual que por un Dios, podemos vivir y morir por una idea. Las ideas nos manipulan más de lo que las manipulamos. Al servicio de la idea, las palabras adquieren poder de vida y muerte. Quienes, al mismo tiempo, están poseídos por una idea y poseen de un poder, tienen la oportunidad de liberar  lo más monstruoso que hay en ellos, el goce de torturar entre otras cosas
-   Las circunstancias excepcionales de guerra o revolución son tornados que arrastran los destinos y actualizan potencialidades que, de lo contrario, nunca habrían visto luz. Al mismo tiempo, a menudo, la aparición de lo inesperado y lo impensable altera el juicio y el diagnóstico
-   ¿Cuántos de los que, al principio, querían ponerse al servicio de la humanidad, combatir la explotación del hombre por el hombre, se convirtieron en Torquemadas fanáticos, cretinos políticos y monstruos de insensibilidad, asesinos de hecho o en potencia?
-   La comprensión debe preceder al juicio, y también a la condena. Comprender: esta palabra sobresalta enseguida a aquellos para quienes sería preciso tener miedo a comprender por miedo a excusar. Sería, pues, preciso no querer comprender nada, como si la inteligencia supusiera un horrible vicio, el de conducir a la debilidad, a la abdicación
-   Quienes no quieren comprender condenan la comprensión por sus consecuencias, es decir porque impediría la condena. La comprensión tiende, en efecto, a impedir el castigo físico, pero no impide la condena moral porque favorece el juicio intelectual
-   La comprensión ni excusa ni acusa. Comprender es comprender el por qué y el cómo se odia y se desprecia. Así como comprende Salman Rushdie por qué el fanático quiere matarle
-   Comprender al fanático que es incapaz de comprendernos, es comprender las raíces, las formas y las manifestaciones del fanatismo humano
-   La ética de la comprensión exige argumentar, refutar, en vez de excomulgar y anatematizar
-   Durante decenas de años, el carácter concentracionario de la represión estalinista y el masivo número de muertos que provocó, que superaban, en el tiempo y en la cantidad, el número de muertos en campos hitlerianos, fueron ignorados, negados, relegados al rango de innobles calumnias, no sólo por militantes fanatizados, sino también por grandes científicos y grandes escritores, no sólo comunistas sino también “enamorados del progreso”. Ese horrible negacionismo se negaba a considerar documentos o testimonios, pretendía que los campos eran de educación y rehabilitación, afirmaba que las únicas víctimas era criminales y espías
-   La palabra traidor impide reconocer el error, el descarrío, las ideologías, las derivas
-   … No se si utilicé la palabra traidor en el artículo del que he hablado, pero nunca más la he pronunciado ni la he escrito, y tanto más cuanto el Partido iba a abusar de esa palabra no sólo para designar a los colaboracionistas… sino también a todos aquellos que, por escrúpulos o por honor, osaban resistirle
-   Distingo y opongo una ética de los tiempos de combate (o de lucha a muerte) y una ética del post-combate, de los tiempos de paz
-   El estalinismo y los revolucionarios nacidos del leninismo no querían conocer esta distinción e imponían, en todo tiempo, una moral de guerra, es decir una moral sin clemencia ni misericordia
-   … respuestas para las incertidumbres de la acción: la meditada elección de una decisión, la consciencia de la apuesta, la elaboración de una estrategia que tenga en cuenta posibles azares, la modificación de la estrategia durante la acción y, eventualmente, el torpedeo de la acción que haya tomado un curso nocivo
-   …contradicciones éticas… conflictos de deberes. Tenemos un deber egocéntrico en el que cada uno es para sí mismo, centro de referencia y de preferencia, y que nos es necesario para vivir. Tenemos un deber genocéntrico en el que los nuestros, progenitores y progenitura, familia y clan, constituyen el centro de referencia y de preferencia. Tenemos un deber sociocéntrico en el que nuestra sociedad se impone como centro de preferencia y referencia. Y tenemos, en fin, el deber inducido por esta ética frágil y tardía que es antropocéntrica, y que emerge primero de las grandes religiones universalistas antes de afirmarse en las ideas humanistas
-   ¿debemos sacrificar el bien común en beneficio del bien particular de nuestros seres queridos o, a la inversa, debemos sacrificar el bien de nuestros seres queridos al bien común? El bien común corre el riesgo de ser abstracto y, sobre todo, podemos engañarnos sobre el bien común como lo hicieron tantos abnegados militantes que creyeron luchar para emancipar la humanidad cuando contribuían a su esclavitud… El bien singular de nuestros íntimos es ciertamente concreto, pero sin embargo podemos engañarnos sobre sus verdaderos intereses. Corre, sobre todo, el riesgo de encerrarnos en nuestra pequeña comunidad y hacernos indiferentes a todos los problemas que le sean exteriores.
-   … conminaciones antagónicas entre preservar lo inmediato y preservar el medio plazo… Al igual que el principio hipocrático nos dice que cuidemos en profundidad las causas de la enfermedad, y no sus síntomas –salvo en caso de peligro mortal, cuando es preciso preocuparse primero de los síntomas-, debemos inscribir en el tiempo nuestros deberes éticos, consagrándonos por completo a lo inmediato en caso de peligro muy grave
-   … otro antagonismo, entre la audacia y la prudencia. ¿Hasta dónde podemos mostrarnos audaces, a riesgo de perderlo todo, o prudentes, a riesgo de no lograr nada?. También aquí es preciso elegir y apostar
-   Está el antagonismo entre el imperativo hipocrático de luchar hasta el final contra la muerte y el imperativo de terminar con sufrimientos vanos o liberar a las familias de un cadáver viviente
-   … no se pueden desglosar ni confundir ética y política. La ética suele necesitar una estrategia, es decir una política, y la política plantea el problema de los medios y los fines éticos
-   El conflicto entre la ética y la política aparece cuando hay antagonismo entre una ética de principios que, al no poder engranarse en la realidad, se convierte en un angelismo, y un realismo político sin principios que acepta todos los hechos consumados
-   El antagonismo clásico entre la ética y la política puede adoptar la forma de una oposición absoluta, como entre Antífona y Creonte. Pero también puede conducir a diversos compromisos en los que la ética intente pactar con la fuerza o utilizarla para sus fines. También aquí la ética se ve remitida a la elección, a la apuesta, a la estrategia
-   Reconozco la inevitabilidad del conflicto entre la batalla política y la comprensión. Pero es posible comprender al adversario combatiéndole. Y, sobre todo, pretendo que debemos salvar siempre la comprensión, pues sólo ella nos convierte en seres lúcidos y éticos a la vez
-   Debemos resistir la lógica política que sólo discierne enemigos que deben ser combatidos y abatidos. La ética tiene como misión resistir el carácter implacable que adopta la política entregada a sí misma
-   … la auto-ética que adopto no enuncia una norma arrogante ni un melodioso evangelio; enuncia el enfrentamiento con la dificultad de pensar y vivir. Si fuera necesario un término que pudiera englobar todos sus aspectos, le daría, a fin de cuentas, el siguiente sentido: es la resistencia a la crueldad del mundo
-   La “concepción sintética de la vida” afirmaba la resolución de vivir en varios planos, de no permitir que el marxismo invadiera todo el campo mental, el comunismo todo el campo existencial. No sólo suponía proveerse de zonas libres de poesía, literatura y pensamiento, sino también salvar la vida privada
-   Puedo y quiero fundar mi filosofía en el mensaje de la democracia y en el de los filósofos de Atenas, y no en el de las Tablas de la Ley
-   … los fanáticos abstractos de lo universal, los bolcheviques
-    Y siento que un casi-instinto me empuja hacia el humillado, el indio, el negro, el palestino
-   Estoy con los vencidos. Sé que, cuando los vencidos sean vencedores, serán como los vencedores. No basta haber sido perseguido para tener por siempre carta blanca. El papel de víctima lleva, con frecuencia, al de verdugo
-   Me abrumó… el comportamiento de los comunistas que sufrieron campos nazis, pero que no cuestionaron el principio de campo de concentración para los “anticomunistas”
-   Diré incluso que, para mí, el pensamiento complejo es el estadio supremo del marranismo (la preocupación de integrar puntos de vista distintos y a veces antagónicos, incluidos el punto de vista de la racionalidad, el misticismo, de la fe)
-   … pero como aquello animales que han sobrepasado ya los años plásticos de la juventud y no pueden ser ya domados, yo había perdido la facultad de ceñirme a unos horarios, a un programa, a las clases, y cualquier funcionarización me parecía, entonces, invivible
-   Viví un año en el paro y sufrí humillación con respecto a mí mismo, con la vergüenza de no poder alimentar a mis dos niñas y con la desesperación de no poder encontrar, nunca, mi inserción en la sociedad
-   … Nuestra disidencia cultural en el seno del Partido reforzaba nuestra unión. Teníamos una misión sagrada, de la que Vittorini nos había dado su primer sentido: el frente de la cultura no puede confundirse con el frente de la política. Y habíamos descubierto, juntos, su segundo sentido, más profundo: la resistencia a la mentira y a la ignominia
-   Yo había apartado ya de mi vida a quienes se empeñaban en apartarme
-   Permanecí en hibernación política hasta 1955. Seguía siendo “revolucionario”, pero la palabra cambiaba de sentido para mí
-   … las doctrinas rechazan, apartan, anestesian, matan el acontecimiento que las molesta
-   Pensaba cada vez más que era saludable interrogarse y dejarse interrogar por el acontecimiento. Cada vez más me interesaba más comprender cómo una crisis, pequeña o grande, hacer brotar del subsuelo una realidad invisible hasta entonces
-   La experiencia humana del terreno, por el trato, la inserción, la vida en común (y no a través de cuestionarios), el deseo de acercarse a los seres, de cederles la palabra, me demostraban una vez más que los individuos no son cretinos sociológicos, ignorantes e inconscientes, sino que llevan en su interior un saber, una experiencia de la vida, una reflexión: acarrean, al mismo tiempo, ignorancias, supersticiones, errores. Pero lo mismo ocurre con el sociólogo, que se cree detentador del verdadero conocimiento y es, propiamente, un cretino sociológico, movido/poseído por fuerzas que le superan
-   Me he convertido de nuevo en algo que no tiene nombre: ni filósofo, ni sociólogo, ni científico, ni escritor… No quepo en rúbrica alguna, en ningún compartimento. Sufro el renovado odio de los parcelarios y los disciplinarios
-   ... Salvar las verdades aisladas del error que reside en su propio aislamiento, articulándolas con otras verdades incluso antagónicas
-   Retuve también, de Marx, la idea de que las disciplinas (economía, psicología, sociología, historia) sólo eran categorías de utilidad limitada, y que era necesario aprehender los problemas atropo-sociales en su multidimensionalidad
-   La crítica de la dialéctica intemperante que “superaba” siempre las contradicciones en “síntesis”, me llevó a reconocer el carácter irreductible de las contradicciones fundamentales que encuentra nuestro conocimiento de los mundos físico, biológico y humano… la dialógica (entre instancias antagónicas y complementarias al mismo tiempo) comenzó a ocupar el lugar de la dialéctica
-   … pese a mi inclinación, debo rechazar las decisiones del poder, de la fuerza, del éxito
-   Adopté, creo que irrevocablemente, una ética de la resistencia contra el hecho consumado y, más ampliamente, contra las barbaries de nuestro tiempo
-   … el hombre no se define ya sólo ni principalmente por la técnica y la razón. Se define también por lo imaginario y la afectividad
-   Del marxismo abierto y sin fronteras pasé al meta-marxismo. Marx no es en absoluto, vomitado a pesar de sus carencias antropológicas, de sus cegueras teóricas, de su inanidad espistemológica. Es sólo una estrella en una constelación en gestación que tomará forma veinte años más tarde. El marxismo es rechazado como doctrina: durante este siglo, ha obscurecido más que ilustrado; se ha convertido, según la frase de Karl Korsch, en “una utopía reaccionaria”
-   Me hice definitivamente autónomo en política. Me siento más eficaz expresando mis ideas con mi firma que tras la etiqueta de un partido
-   El conocimiento clásico creía encontrar la certidumbre en sus fundamentos, en el orden de la naturaleza, en la separabilidad de sus objetos y en la lógica deductivo-identitaria. El conocimiento complejo afronta la incertidumbre, la inseparabilidad y las insuficiencias  de la lógica deductivo-identitaria
-   Ya no hay fundamento único o último para el conocimiento. Ya no hay orden soberano en un universo donde caos, desórdenes y azares obligan a negociar con la incertidumbre
-   El pensamiento complejo tiene la tarea, no de sustituir lo cierto por lo incierto, lo separable por lo inseparable, la lógica deductivo-identitaria por la transgresión de sus principios, sino de efectuar una dialógica cognoscitiva entre lo cierto y lo incierto, lo separable y lo inseparable, lo lógico y lo meta-lógico
-   El sujeto era el residuo irracional de la explicación científica clásica
-   No hay conocimiento “espejo” del mundo objetivo. El conocimiento es siempre traducción y construcción. Resulta de ello que cualquier observación y cualquier concepción deben incluir el conocimiento del observador-concebidor. No hay conocimiento sin auto-conocimiento
-   La apuesta es la respuesta que se impone en la incertidumbre ética y la estrategia es el tramite que se impone en la incertidumbre de la acción
-   ¿Qué es un intelectual? ¿Cuándo nos convertimos en intelectuales? A mi entender, el escritor, el universitario, el artista, el científico o el abogado sólo se vuelve intelectual cuando trata con ensayos, textos en revistas, artículos de periódicos, de modo no especializado y más allá de su estricto campo profesional, problemas humanos, morales, filosóficos, políticos. Entonces el escritor, el filósifo, el científico…, se auto-instituyen intelectuales
-   El término intelectual tiene un significado misionero, divulgador, eventualmente militante. Así, la cualidad de intelectual no está determinada por la pertenencia profesional a la intelliguentsia, procede del uso o la superación de la profesión en y por unas ideas
-   Pero me convertí realmente en intelectual cuando me opuse a que los intelectuales fueran metidos en cintura en el seno del Partido Comunista, porque … defendía la autonomía de la cultura con respecto a la política
-   Fue la primera de las experiencias que me llevaron a comprender que… siempre sería apartado por la izquierda oficial
-   Desde 1956 no he dejado de combatir la vulgata “progresista”, sufriendo las tentativas de liquidación moral e intelectual de los sartrianos y althuserianos. He mantenido la vigilancia antitotalitaria y antiestalinista hasta la caída. Me convertí así en lo que sigo siendo: un intelectual de izquierdas desviacionista entre los intelectuales de izquierdas y que se opone a sus evidencias
-   No dejé de ser independiente, de estar al margen de cualquier partido, aunque participando cuando lo creo conveniente en las ligas, asociaciones o clubes.
-   Pude resistir mentalmente las histerias de guerra que se manifiestan en la estúpida convicción de la invencibilidad o/y en la diabolización del enemigo y la angelización del aliado
-   Ciertamente, mi único y capital error de guerra fue no comprender que Stalingrado podía ser, a la vez, la mayor victoria y la mayor derrota de la humanidad
-   Tras haber evitado ser el militante comprometido que transforma sus ideas en pólvora de cañón, tampoco me convertí en la estrella mediática que vende ideas de gran consumo
-   Las amistades se ajan rápidamente por “razones” literarias o políticas. En el desastre de la amistad subsiste una máscara de camaradería, vínculos de clan. Los islotes fraternos son raros, inesperados

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