jueves, 12 de septiembre de 2013

El Pelúo


Un compañero y amigo, partícipe en una experiencia de gestión para nosotros muy valiosa, nos recuerda esta idea que surgió y nos marcó como aprendizaje para la gestión pública. 

Hace ya varios años iniciábamos la gestión con uno de los líderes con quien trabajamos. Era el inicio de una etapa de sueños luego de un largo período de dificultades y oscuridad. En su primer encuentro con todo el equipo se presentó con una figura donde presentaba la cara de un hombre con el pelo largo y despeinado y con una gran barba. Lo llamamos el pelúo.   El nos dijo que la situación que encontrábamos era como cuando uno se consigue a un indigente y quiere ayudar a reintegrarlo a la vida digna.

Lo primero, dijo, es asearlo, bañarlo y darle unos tijerazos rápidos para que se le vea mejor la cara. Obviamente darle comida caliente y suficiente afecto y garantía de que trabajaremos con él para que no vuelva a estar en su situación anterior.

No es el momento para preciosismos ni para pretender medidas perfectas y sofisticadas, indicó. Es un momento inicial, en medio de muchas dificultades acumuladas, en que lo fundamental es actuar rápido en lo más inmediato y posible de hacer. Luego habrá tiempo para perfeccionar acciones y planes.

Esto nos recuerda los criterios planteados antes por un salubrista latinoamericano, al que llegamos por relato de un compañero. Decía este experto que cuando un problema de salud es muy grande, no hay que planificar mucho para actuar sino hacerlo rápido porque casi cualquier acción va a incidir en el problema para reducirlo.

Distinto es cuando ya se ha avanzado en la reducción de ese problema. Cuando se han dado los primeros avances.  Es entonces cuando las intervenciones tienen que ser más precisas y estudiadas. Porque en ese momento ya el problema no continúa su reducción fácilmente, sino que requiere intervenciones más elaboradas, que partan de estudios y análisis más profundos.

Agregamos el comentario de WH, el compa al que nos referimos al principio, nos recordó la propuesta del "pelúo":

"Epale hermano;

Si lo del peluo es una enseñanza de eso que Testa siempre repitió 'incluso sin plan debes pensar estratégicamente', o lo que es lo mismo, montar al burro y aprender a arrearlo montado en él.


Este tema a mi modo de ver, esta ligado intimamente a las "bolas de Gilberto" ya que era pensar la nueva organización, su contenido y fundamentos desde el hacer haciendo, valorando lo sencillo pero construyendo desde lo sencillo, las aventuras más grandes.


Eso de las bolas de GRO era una estrategia espectacular, un atrevimiento único, una estratagema para romper con los esquemas del viejo reformismo institucionalizado es decir, justificar equipos altamente costosos, expertos únicos, estructuras que debieran reformarse así mismo antes de intentar reformar las instituiciones. Aquella creación de la Unidad de Desarrollo Institucional (UDI) compuesta por nadie, a la vez era la "bola " inical, ya que ella misma de por sí no existia y sus integrantes estabamos en otro lado.


Ese esquema de transformación es único hasta la presente, no ha existido una manera de atreverse tan atrevida, tan arrojada, tan fuera de la lógica de los reformadores que la lógica concebida por ellos, era preservar el fundamento y la escencia que se intenta "transformar". Ese peluo, representaba por otro lado, una propuesta casi descolonizadora de la cultura de la gestión pública. Era en contravía de la búsqueda de las soluciones rápidas, absolutas y totales. Es como la estrategia de la comida Slow fast (comer lento) ante la arremetida de las cadenas de comida rápida impuesta desde nuestros centros colonizadores o lo que realizaban los "especialistas" del BM o del BID (recuerdas?) que ya venían con el manual para corregir todas las deficiencias de nuestro sistema de salud, listas esas soluciones antes de bajarse del avión.


Un abrazo compadre"

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