miércoles, 24 de mayo de 2017

40 años después



El 22 de Abril de 1977, nos graduamos de Médicos-Cirujanos en la Promoción Dr. Walter Bishop de la Universidad de Los Andes. Este 21 de Abril se realizó en Mérida la celebración de nuestros 40 años de graduados. Fue un acto muy sentido donde de 115 graduados, menos 11 compañeros fallecidos, se contactaron unos 80 y asistieron al mismo casi 60. Pasamos varios días preparando todo y nos encontramos durante dos días inolvidables. Fue un conocernos de nuevo porque obviamente, luego de 40 años somos otras personas, aunque preservemos algunas de nuestras características y valores de aquella época. También hoy vivimos una situación muy diferente a la que transcurría el día del grado. Pero el encuentro fue sencillamente espectacular por lo afectivo y alegre y porque de alguna manera, sin que esa fuera la intención uno hace balance de su vida y renueva recuerdos, contactos y amistades. Hace 40 años nos seleccionaron para dar el discurso en representación de los graduandos. No conservamos ese discurso, pero si algo tratamos con mucho esmero en esa ocasión fue no decir nada que no fuera el sentir del grupo que nos seleccionó para tan distinguida tarea. Esta vez nos honraron de nuevo con la asignación de decir las palabras en el acto protocolar, a nombre de los egresados. De la misma manera tratamos de que nuestras palabras fueran la expresión de todos nosotros. Aquí las compartimos:





40 años. Muchas vidas involucradas
Muchos sueños realizados


El Espíritu del valle:
“El valle recoge todas las aguas que se vierten sobre él”
Edgar Morin


Ciudadano Profesor Mario Bonucci Rossini Rector y demás integrantes del Presídium
Ciudadanos Profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes
Ciudadana Dra. Maritza Quintero. Autora de la semblanza y demás Compañeros integrantes de la promoción de Médicos Cirujanos “Dr. Walter Bishop” de la Universidad de Los Andes
Familiares y amigos que nos acompañan
Invitados especiales
Medios de comunicación
Señoras y señores

Primero un sentido recuerdo a nuestros compañeros de promoción hoy ausentes porque se han ido a su descanso eterno. Igual a nuestros padres, madres, hermanos, hijos, familiares cercanos y maestros, que han tenido gran significación en nuestras vidas y también se han ido al cielo.

Saludamos de manera especial a los compañeros que junto con nosotros, se graduaron en esos días de 1977 en San Cristóbal y Valera y  a los integrantes de las cohortes de 1970 y 1971, pertenecientes a promociones cercanas a la nuestra, con quienes también compartimos ese período fundamental de nuestras vidas.


Nuestras vivencias

Según los filósofos el mundo no sólo debe ser explicado sino también comprendido, siendo la comprensión  mucho más amplia y abarcadora que la explicación. Señalan algunos de ellos que para comprender el mundo, la vivencia es un asunto  fundamental. En este momento de reencuentro, se está produciendo la síntesis o amalgama de dos grandes vivencias.

La primera, de la época de estudiantes en nuestra ilustre universidad y en esta hermosa ciudad. Fue un período intenso de seis años, que desde hace varios días estamos recreando, recordando y rescatando hermosos momentos vividos. 

Venidos de distintas partes del país, de diferentes familias y clases sociales, nos convertimos por esos años en compañeros de estudio, de desvelos, de lucha universitaria, amigos entrañables,  amores de juventud, compañeros de alegría, parranda y mucho más, lo cual es un invalorable patrimonio de nuestras vidas. Queremos destacar este sentimiento porque dice mucho de lo valioso que es para nosotros aquella vivencia iniciada entre 1970 y 71 y culminada hace 40 años

La segunda vivencia ha sido nuestra  vida ciudadana,  profesional y familiar desde la graduación hasta hoy. Lo que en aquel día  era solo un proyecto en perspectiva, es hoy una realización cumplida, un ejercicio profesional hermoso,  una vida familiar extendida, los hijos, los nietos, etc. Estudios, proyectos realizados, nuevos proyectos y grandes satisfacciones.

Ha sido un período más prolongado que el primero. En un ámbito mucho más amplio, con una relación menos estrecha entre nosotros, pero igual hoy esas dos vivencias se encuentran en una ocasión  única e irrepetible, para renovar vínculos, recrear momentos anteriores, recuerdos hermosos y fundirlos con nuevos motivos de identidad y cercanía, surgidos en estos tiempos, los cuales podamos compartir, hacia una relación que ha de ser  larga y fructífera. Estamos llamados a preservar y recrear la significación  de lo que en su momento fue la Promoción Walter Bishop.

Hace 40 años nuestros principales acompañantes fueron nuestros padres y familiares cercanos que nos ayudaron a transitar y concluir con éxito la carrera. Hoy son nuestros esposos y esposas, compañeros y compañeras con quienes hemos hecho posible esta fructífera parte de nuestras vidas. Los hijos e hijas, la mayoría de ellos en plena etapa de desarrollo. Y nuestros queridos nietos que comienzan a hacerse presentes como semilla de un futuro el cual sin duda será mucho mejor que lo vivido por nosotros.


Nuestra Universidad

Somos hijos de la universidad pública, autónoma y democrática venezolana. Es más: somos producto de la educación pública y gratuita. Nuestra formación desde primaria hasta postgrado, en la inmensa mayoría de nosotros transcurrió al abrigo de tan importante política pública de nuestro País.

La ilustre Universidad de Los Andes es realmente uno de nuestros orgullos. El alma mater donde recibimos una formación de las mejores del País.  El médico venezolano es reconocido en el mundo entero como un profesional con preparación de altísima calidad y de ese reconocimiento universal, la ULA hace parte valiosa y honorifica.

Esta es una promoción de significación histórica  particular en relación a lo académico. Fuimos la primera  de la reforma universitaria en la que se modificó por un tiempo el sistema de ingreso y se creó un ciclo básico común a diferentes carreras tratando de reducir la  compartimentalización en facultades y profesiones. Se buscaba formar más a un ciudadano integral  que a un profesional reducido a sus conocimientos técnicos. Esta propuesta no se consolidó y la estructura tradicional se tragó la nueva que se quería crear. Nosotros, en buena hora, quedamos marcados por ese intento, como protagonistas de una lucha de una gran riqueza histórica, cuyos preceptos fundamentales siguen vigentes.

Hoy nuestra universidad se encuentra, como todo el País en una situación muy comprometida. Sus estudiantes, sus docentes e investigadores viven momentos de muchas dificultades de diverso tipo y es propicia la ocasión de la celebración de sus 232 años para hacernos presentes y dar  respaldo a nuestra ilustre casa de estudios, a sus integrantes, a sus autoridades, para continuar la lucha por preservar y mejorar nuestra universidad pública, autónoma y democrática. Instituciones como la ULA perduran y se fortalecen  aún en los momentos más difíciles.


Nuestro ejercicio profesional. Nuestro Sistema de salud

La gente, la población sana y enferma,  son para nosotros,  razón de vida. Todos sin excepción, pero los más pobres siempre son y serán de nuestra especial preocupación. En el ejercicio profesional hemos convivido extensamente con nuestros pacientes y sus seres queridos. Muy significativo ha sido para nosotros el trabajo creativo y afectivo realizado con grupos poblacionales en relación con la salud.  No se puede ejercer la medicina sin una alta sensibilidad social y humana. Mucho tenemos que agradecerle a las personas a las que hemos servido: su lucha integrada con nosotros,  su palabra de afecto, su sonrisa, su amistad, su fe, sus oraciones.

El sistema de salud ha sido y es nuestro ámbito de  trabajo durante estos 40 años. Somos un país con un sistema de salud mixto. Un subsistema público ampliamente extendido y un subsistema privado que creció progresivamente hasta lograr gran importancia en la atención en salud. Hemos desarrollado nuestro ejercicio profesional en ambos ámbitos de ese sistema.

Desde el pregrado nos formamos en el subsistema público y una vez graduados, continuamos nuestra formación e hicimos carrera en él desde nuestra rural hasta  hoy. Simultáneamente hemos hecho ejercicio libre de la profesión y eso nos permitió también servir a quienes acuden al subsistema privado y combinar ambas experiencias en beneficio de nuestra población.

Nuestro subsistema público, aún con todas sus dificultades anteriores y actuales, es vigoroso, es un patrimonio nacional construido durante más de 80 años, importante de preservar y posible de mejorar. Sigue siendo una deuda para nuestro país el contar con un sistema de salud universal, equitativo, integrado y de alta calidad el cual  es una necesidad y una aspiración por la que siempre hemos  luchado y seguimos luchando.

El subsistema privado ha avanzado también hasta ser muy significativo en cuanto a la atención de nuestros compatriotas, hasta el punto de que hoy hace un aporte valioso en esa importante tarea. 

Es vital fortalecer la integración y sinergia entre ambos subsistemas, por supuesto con predominio y rectoría de nuestro subsistema público. Muchas experiencias de complementariedad entre atención pública y privada ocurren día a día en nuestro país, de las cuales a lo largo de nuestras carreras hemos sido protagonistas. Es cierto que se trata de una relación compleja pero es posible y deseable fortalecerla y cultivarla en beneficio de la salud de todos.


Nuestro Padrino: su condición humana

Al Profesor Walter Bishop, un saludo muy especial. No sabemos si esto ocurre en otras promociones, pero es impresionante la identidad y el orgullo que sentimos todos con lo que representa nuestro querido padrino. Su condición de académico insigne ampliamente reconocido, no creemos sea suficiente para tanta identificación. Son otras razones y sentimientos lo que nos ha unido con mucha mayor fuerza a él.

No es casual que el Profesor Bishop haya sido padrino de nuestra promoción. Fue un hecho producto de la confluencia de varios factores en una etapa muy significativa de la universidad y por una intensa y profunda interrelación entre nosotros como actores de esa época y su enorme figura como Profesor en ese momento y circunstancia histórica.

Lo conocimos en su cátedra. En el aula, en el laboratorio y en el hospital. En ella no se limitó a dar algunas clases. Siempre puso un empeño especial y creativo a su labor docente y nos enseñaba a ser responsables y estudiosos si queríamos ser médicos, con la llama de la investigación siempre presente.

Lo conocimos también en plena lucha por la renovación académica de la universidad.  Nos entregamos con pasión a ella, con su inmensa compañía y autoridad. Fue ese un momento en que definitivamente el Profesor Bishop salió de su cátedra a enseñarnos como nunca a ser ciudadanos, hombres y mujeres críticos, preocupados por la universidad, el   País y la sociedad.

Ha contado el Dr. Bishop, que en su momento de llegada a Venezuela en los años 60, perdió un cupo para estudiar en la UCV únicamente por  manifestar no pertenecer a ningún grupo y sólo querer estudiar Medicina. Afortunadamente la ULA lo recibió con calidez sin ningún  requisito sectario y ello permitió darle vida e impulso a la trayectoria de un joven latinoamericano  llamado a hacer historia en la universidad y sociedad venezolana.

¿Qué es entonces, lo que hace la diferencia en nuestra relación con él? Definitivamente es su condición humana…Un hombre que se viene de su natal Argentina a media carrera de medicina siguiendo a quien luego sería su esposa y compañera de vida.  Quiso ser médico misionero en el amazonas o en el Orinoco, llega a Venezuela y la ULA le abre sus puertas para entregarse a un apostolado académico, científico y gerencial como le conocemos. Se destaca junto con sus propios estudiantes en las luchas por una universidad para formar verdaderos ciudadanos. Se acerca con intensidad a otros asuntos  fundamentales de la vida como el deporte,  la música y el arte. Una persona con esa integralidad y coherencia ética y humana, es definitivamente un ser especial. Un verdadero misionero de la vida que en buena hora nos honra con ser nuestro guía académico y humano por siempre.

Muchas gracias!! 
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